Mas pronto cae una Luz que un cojo.

¿Alguna vez les ha pasado por la mente un "ok, pensemos... qué haría Cameron Díaz en este caso"? Bueno, la verdad es que yo no lo había pensado hasta hace un par de días -y sinceramente espero que nunca vuelva a ocurrir- cuando entré en la discusión habitual con mis voces internas acerca de mi actitud hacia las relaciones, y lamentablemente recordé los diez eternos minutos de mi corta vida que dediqué a ver una chickflick con la antes mencionada. No recuerdo bien la trama ni nada de esas cosas "relevantes", lo que sí recuerdo es que pensé en los constantes obstáculos que se pone una -y por una, entiéndase yo- cuando llega el punto de decidir a dónde jalar en una relación; no me identifiqué con el personaje, aclaro, quizás sólo en el índice de masa corporal, pero esos minutos de atención desataron una serie de reflexiones y cuestionamientos que no han parado hasta el minuto en curso. Eso es lo que pasa cuando se es pseudodesempleada.

En fin, la verdad es que nunca he sido muy dedicada ni diestra en eso de las relaciones interpersonales, sobre todo en las amorosas, y en este caso lo dejé claro desde un principio, no como advertencia ni como amenaza, sino como simple aclaración para que el susodicho supiera de cuál pata cojeaba, lo cual según yo es algo completamente legítimo. Como -quizás- era de esperarse, mi revelación pareció no importarle (y lo peor es que sigue en la misma postura, lo cual me da un poco de miedo, a ratos, un poco de nervios, en otros, y un poco de pereza en los intermedios) y mientras yo me clavaba el estandarte de 'dejemos que las cosas fluyan', el cambió los suyos, hasta llegar a este momento, en el cual se lee en el suyo un 'quiero vivir esto'.

Ese 'go with the flow', he de aceptar, esconde todas las dudas que tengo hacia mi misma y hacia él, hacia mis planes, mi cosmogonía, mi filosofía y todas las ías que puedo llegar a sacar cuando comienzo a salir con una persona, pero principalmente al tipo de chica que puede resultar de una suma como la que se presenta cuando dos personas tan símiles en algunas cosas, tan diferentes en otras y tan determinadas a crecer, vivir, reír y nadar en esa corriente se encuentran. Y lo peor es que no me había dado cuenta de ello hasta que él mismo me lo cuestionó: 'No entiendo lo que dices, si en realidad quieres hacer de tu vida un Carpe Diem eterno, ¿Por qué te rehusas tanto a ceder un poco? Si va a ser, será, si no, nos damos las gracias y a seguir, ¿no?'

Te mordiste tu propia cola. ¿Y cómo sucedió esto? Recapitulemos:

Después de un encuentro bastante cool, todo tendía -al menos eso pensé yo- a seguir el orden natural de las cosas; él con la novia modelo, la guapísima y convencional chica que todo hombre de película de Cameron Díaz quiere tener, yo, por mi parte, seguiría con mis efímeras suertes amorosas hasta toparme al valiente que viera que no soy tan compleja ni complicada como parece y Luz just wanna have fun. Pero todo se modificó al momento en que el susodicho decidió que su convencional y predecible novia era quizás demasiado normal para él:

- Lo no tan chistoso es que te extraño, y a pesar de que tu no eres en absoluto lo que podríamos decir mi tipo de chica, sigo pensando en que nunca está mal desviarse del camino.
(Cómo se nota que a este hombre nunca le leyeron cuentos de niño ni ha prestado atención a las campañas antidrogas del gobierno federal.)
- Lo que no entiendo es por qué, y peor aún, qué es lo que quieres de esto. No entiendo si esperas algo de mí, y si acaso lo haces, ¿qué es?. Lo digo por los dos, porque te veo decidido y la verdad no quiero que pierdas tu tiempo, ya te di mi perorata, te dije lo que te puedo dar, y a veces siento que no te basta.
-No, no me basta, que lo digas no me basta. Yo quiero que lo hagas.

Chancla.

¿Como por qué diablos a la gente se le ocurre que es buena idea cachar a alguien en su contradicción discursiva y hacerlo notar tan directamente?

No hay nada peor que quedarse sin argumentos en estos casos, y lo peor de todo es que no sólo me dejo callada, sino que quedé confundida y con una desconexión razón-corazón-intuición que pocas veces he experimentado. Muchas cosas más han surgido con los días y con nuestros encuentro; confesiones, reproches, repliegues, cuestionamientos, felicitaciones, gracias, dudas. Todas y cada una se han incrustado en mi lóbulo izquierdo dan vueltas molestandome como mosquitos en la noche.

Lo que tengo aquí es muy sencillo, valoré mal a quien tenía enfrente. Lo ví como un simple chico que me olvidaría al fin de unas semanas, que me vería como parte de sus tropiezos sentimentales, que no entendería mi afán por enseñar qué tan bonito puede ser el mundo visto desde mis ojos ni lo que intento mostrar en esas imágenes. Supuse que yo sería al final una serie de encuentros sexuales que contar o esconder, que pasarían con gloria, pero sin mucha relevancia. Predije mal; ahora tengo en cara a un valiente que no sólo vio lo que le señalé, sino que pensó que en realidad mi cotidianeidad es válida, que mis ideas tienen algo interesante, que quizás un poco de -mi- locura no está de más y que puedo ser en verdad la que vino a ponerle un poco de sparkles a su banana split.

Y sigo dudando... al fin, cogito ergo sum. Si no, siempre está la opción B y la canción que lo expresa todo.





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