seventeen again

Ya no puedo desvelarme si no es contigo, los ambientes bohemios me cansan,
despierto de pronto y me acuerdo de un aroma tuyo, del que conservan las sudaderas olvidadas a propósito, hace mucho tiempo no me sentía de hecho tan nostálgica, como si aun viviera con mi madre y me pudiese dar ese lujo.

Ya no puedo tener sexo con mi amante, igual nunca me lo pediría, cuestión de egos, el alcohol me adormece temprano, tengo ganas de llorar un poco mientras pienso que los pretextos se me están acabando que quiero verte hoy igual que ayer, que me despiertas a mitad de la noche, que quiero tener algo que mostrarte, que no se como me haz devuelto a la prepa, con todas esas malditas inseguridades.

Con las ganas de besarte quemándome las manos que sostienen cigarros interminables para no usarlas en tu contra.

No quiero despertarte, el sonido de tu respiración me dice que estás vivo, no quiero moverte.. pídeme una cosa: que me quede aquí a tu lado sólo eso.

Práctica-mente

Me parece que he perdido la práctica, ya no me salen los roces tan sin querer, las miradas encontradas, la sensación de estar cerca sin tocarnos.
tan la perdí que tiemblo mientras te miro de reojo.
había olvidado el flirteo de lo cotidiano, la emoción de quedarme
sin saber que pasaría, la espera innecesariamente angustiante de una mirada.
platicar sin decirnos nada, salvo lineas enteras perdidas en la incertidumbre del olor a sexo y el humo de tu cigarro sobre mi cara.

Déjame seducirte, dame una luz, abre un espacio para que me meta entre tu ropa, para que me valga pito si el mundo se cae a pedazos; te prometo irme temprano y no volverme te prometo no decir nada, ser un secreto nuestro, dame eso que nadie puede robarnos, un lenguaje clandestino, un pin-pon, algo que nos pertenezca.
O déjame ir, aguantarme las ganas y salir con la frente en alto, pero dame un gancho para asirme y dejarme mover por el olor de la derrota, no tengo ganas de luchar, quizá porque definitivamente he perdido la práctica.

¡¡¡Acción mutante!!!



El título sólo tiene que ver con la canción de la película de Alex de la Iglesia “Acción Mutante”, que traigo en mi cabeza mientras escribo estas palabras. Claro, con Ally McBeal de fondo.



Lo que acontece es que me he liado con un chico (Ally McBeal está en español de España y me pasa lo gachuupin). Y lo que nunca, ha sido de la peor manera, según mis estándares. Comencé a salir con él y me sentí intimidada, no sé por qué, pero esto no me solía suceder, no desde hace mucho. La situación es que me ponía muy tensa a su lado, y me descontrolaba un poco. Pero él…



El punto es que no he entendido que no quiere conmigo. Las señales son claras: no me busca, aunque yo lo procure; dijo que no estaba seguro de querer lo que teníamos; y es eso, no me demuestra su interés. De alguna manera me quedé prendada, no es ego, más bien me atrae mucho, creo que eso es lo que me intimidó, la idea de… ¿de amar?



Ahora, no puedo evitar sentirme mal al ver que no me responde. Dice que soy negativa, pero también decía que si alguien caía tres veces en la misma situación ya era tontería, y creo que sería muy bobo volverlo a buscar.




No sé, estoy confundida. Me siento como aquella que ni picha ni cacha. Me han invitado a salir varias veces pero prefiero esperar, aunque exactamente no sé que porque ya me sugirió un alejamiento.



No es agradable sentirse en secundaria, estar a la espera del otro… sin que éste llegue.

Y lo extraño a veces, y esas veces no comprendo racionalmente mi decisión, sólo diviso emotividades de movimiento, necesidad de mareas altas.



Lo consideré muchas veces, ideal para pareja a largo plazo, para esas en donde la pasión no es lo esencial, en donde bastan señales nimias de fuego para saberse dentro, en donde más importa la compañía y lo que puedes trabajar conjunto a ella. Pero no, soy impaciente, uno de mis mayores defectos. Casi no me puedo detener, tengo una compulsión por decirlo, por vaciarlo para compartir responsabilidades que puedan surgir de las palabras, para escapar de “obligaciones”, y le dije que no.

Casi claro, fue mi miedo a emprender una vida con alguien al que no le interesaba no tener para comer, y después de 10 años en el negocio me había cansado de esa actitud, de esos tipos que utilizan de excusa no poder producir varo debido a su tipo de vida. Él no tenía la culpa, y K tiene razón, en algún momento uno tiene que pagar por lo que hizo otro, algún hombre tenía que pagar… aunque no me lo creo mucho.

Mi indisposición también resultaba de mi fragilidad económica y de no poder contar con su apoyo, con algo tan básico. Además lo que me cuesta más aceptar es que dada la cotidianeidad, nuestra cercanía, y nuestra interacción, lo comenzaba a considerar más un amigo del tipo hermano que del tipo novio.

Y ahora nos vemos y me encanta la facilidad de diálogo que surge con espontaneidad, el cariño que nos tenemos y la transparencia de él.

Trate de ser honesta, lo veo frágil y aún así le dije que estoy saliendo con alguien, que posiblemente nos encontremos y que no debía sacarse de onda, prefería no contarle más. Tranquilamente dijo que no había ningún problema. No me hizo sentir incómoda, tiene una gran habilidad para ararme un camino en donde no choque con las piedras y pueda fluir independientemente de sus incomodidades.

Le quiero mucho y me preocupa su desesperación y tristeza por estar con alguien. Su soledad y necesidad de cariño, como la de todos. Le quiero y quiero estar a su lado, no como una relación que terminó sino como una que toma otro rumbo, desde otro aspecto y otras comprensiones.

¿Me escuchas? Quiero intentar algo nuevo, en donde quepa mi yo que está con alguien más y tu yo que lo comenzará a hacer. No te quiero ver triste pero poco hay que pueda hacer para ayudar a aminorar ese tipo de tristeza.

Un beso de una amiga.

ya no me acuerdo


Me parece que he perdido la práctica, ya no me salen los roces tan sin querer, las miradas encontradas, la sensación de estar cerca sin tocarnos. 
 tan la perdí que tiemblo mientras te miro de reojo. 
había olvidado el flirteo de lo cotidiano, la emoción de quedarme 
sin saber que pasaría, la espera innecesariamente angustiante de una mirada. 
platicar sin decirnos nada, salvo lineas enteras perdidas en la incertidumbre del olor a sexo y el humo de tu cigarro sobre mi cara. 

Déjame seducirte, dame una luz, abre un espacio para que me meta entre tu ropa, para que me valga pito si el mundo se cae  a pedazos;  te prometo irme temprano y no volverme te prometo no decir nada, ser un secreto nuestro, dame eso que nadie puede robarnos,  un lenguaje clandestino, un pin-pon, algo que nos pertenezca. 


O déjame ir, aguantarme las ganas y salir con la frente en alto, pero dame un gancho para asirme y dejarme mover por el olor de la derrota, no tengo ganas de luchar, quizá porque definitivamente he perdido la práctica. 

No me gusta de ti

Que vayas con cara al suelo paro no encarar el cielo, cuando te inflas y respingas la nariz sintiendo con desdén a los otros.

No me gusta de ti que te olvides de respirar y sonreír, de disfrutar los escasos pájaros y las lunas desaparecidas, que todavía no hayas encontrado la pasión por vivir.


Lo acepto, esos ojos sin brillo, esa piel pálida y esos sueños rotos quiebran mi camino a tu lado.


No soporto que todo se quede en el habla porque crees que ella misma es acción, cuando acción es caminar y dirigirse para cambiar.


No me gusta de ti tu comodidad, la odio. No me gusta tu falta de apetito y cobardía para gritar. Detesto a tus falsas amistades, con las que sólo pones cara de “todo está y seguirá bien”.


Odio tu espíritu derrotista, tu “todo pasado fue mejor, el futuro no existe, el presente voló” y las limitaciones que le causas a la vida.


En si, no me gusta de ti lo que te sobra de mí.

Conocerte fue una tragedia


Solía usar a los fantasmas para no comprometerme.

Contigo lo hice, al principio, pero fuiste tan impactante que tuve que recurrir a un ser vivo, me acosté con él y te lo dije, no directamente pero lo intuiste, fui muy evidente. Me echaste.

No recuerdo cómo ni por qué volvimos, no sé por qué aceptaste continuar. No puedo traer de vuelta lo bueno porque lo añoro, sigo viendo la luz de esa estrella que ya no existe y me duele saberlo. Sólo convivo con lo lacerante, me veo demacrada, te veo radiante con ella.


Ella


Su fantasma me hace más peso que cualquier hombre. Malinterpreto las cosas, es ella y no yo, ella porque sabe, porque siente, porque no se debate todo el tiempo y tontamente por el poder, ella por sumisa y controlada por ti. Así fue nuestra relación, lo mismo: acataba lo que ordenabas, te veía enamorada, me encantabas y aceptaba no salir, descuidarme, tener sexo a cada instante. Sólo que yo era más problemática.


El sexo


Al final sólo abría las piernas, escupías para lubricarme y entrabas, ya ni ganas de fingir tenía. Sexo para desestresarte, para no afrontar la muerte de tu padre, nuestra falta de confianza, o tu poca hombría. Sexo para no respirar y escaparte, como droga expulsora de la realidad. Realidad jodida que jamás aceptabas, y yo, al sentirme contra una pared gritaba, y tú, tranquilo, ecuánime, demostrabas con hechos que yo era el problema.


Yo y tú


La disertación era: el afecto vs la razón. La lógica no emotiva, porque quien se dejaba llevar por el sentimiento perdía. Y yo, a cada instante caía ante ti, nunca iba a ganar, nunca. Calmado enumerabas mis errores, decías que te parecía absurdo que no los pudiera resolver, pero jamás hablabas de ti. Poco a poco, sólo de dicho, ibas aceptando tu exceso de dominancia, tu arrogancia, tu inflexibilidad. Pero siempre era yo. Un tiempo enloqueciste, me llamabas puta porque tardaba más tiempo en la calle, para ti salía con otro o con muchos otros. Llorando me tomaste y agitaste mi cuerpo exigiendo la verdad a gritos ¡¿quién es?!, Pude inventar que eran mil pero supuse que eso aumentaría la desconfianza. Negaba con verdad pero no con la tuya, necesitabas escuchar que yo era la culpable, así tú tendrías la razón.


Te desesperaba y al final, a días de terminar comenzaste con ella. No solo salí de tu vida sentimental, luego de dos años de trabajo en nuestra empresa me tuve que ir. Ahora ella ha tomado mi lugar, en ese espacio que para ti era sagrado y que ahora parece un chiste. Te involucras con las involucradas para que trabajen no sólo por la causa, sino por ti y para ti, malversas las situaciones. Eres perverso, y si, acepto que también yo lo soy, no te preocupes por la falta de honestidad.


Conocerte fue una tragedia


Porque no estaba lista para no confrontarte, para dar la vuelta y dejarte pasar. Me aferré, sigo aferrada a tu fantasma. Tragedia absurda la sonrisa que salía de tu mirada, mi sonrisa de perdición, boba sonrisa que aún se me escapa ante ti. Conocerte sigue siendo una tragedia, me derrito ante ti, figura dominadora. Como en toda tragedia no eres tú por ser tú, sino por ser mi excusa para no ser. Eso te hace tan burlesco, en este momento sólo eres una idea mal enfocada y tu importancia se da en tanto lo que eres -una idea-.



Conocerte fue una tragedia


Solía usar a los fantasmas para no comprometerme.

Contigo lo hice, al principio, pero fuiste tan impactante que tuve que recurrir a un ser vivo, me acosté con él y te lo dije, no directamente pero lo intuiste, fui muy evidente. Me echaste.

No recuerdo cómo ni por qué volvimos, no sé por qué aceptaste continuar. No puedo traer de vuelta lo bueno porque lo añoro, sigo viendo la luz de esa estrella que ya no existe y me duele saberlo. Sólo convivo con lo lacerante, me veo demacrada, te veo radiante con ella.


Ella


Su fantasma me hace más peso que cualquier hombre. Malinterpreto las cosas, es ella y no yo, ella porque sabe, porque siente, porque no se debate todo el tiempo y tontamente por el poder, ella por sumisa y controlada por ti. Así fue nuestra relación, lo mismo: acataba lo que ordenabas, te veía enamorada, me encantabas y aceptaba no salir, descuidarme, tener sexo a cada instante. Sólo que yo era más problemática.


El sexo


Al final sólo abría las piernas, escupías para lubricarme y entrabas, ya ni ganas de fingir tenía. Sexo para desestresarte, para no afrontar la muerte de tu padre, nuestra falta de confianza, o tu poca hombría. Sexo para no respirar y escaparte, como droga expulsora de la realidad. Realidad jodida que jamás aceptabas, y yo, al sentirme contra una pared gritaba, y tú, tranquilo, ecuánime, demostrabas con hechos que yo era el problema.


Yo y tú


La disertación era: el afecto vs la razón. La lógica no emotiva, porque quien se dejaba llevar por el sentimiento perdía. Y yo, a cada instante caía ante ti, nunca iba a ganar, nunca. Calmado enumerabas mis errores, decías que te parecía absurdo que no los pudiera resolver, pero jamás hablabas de ti. Poco a poco, sólo de dicho, ibas aceptando tu exceso de dominancia, tu arrogancia, tu inflexibilidad. Pero siempre era yo. Un tiempo enloqueciste, me llamabas puta porque tardaba más tiempo en la calle, para ti salía con otro o con muchos otros. Llorando me tomaste y agitaste mi cuerpo exigiendo la verdad a gritos ¡¿quién es?!, Pude inventar que eran mil pero supuse que eso aumentaría la desconfianza. Negaba con verdad pero no con la tuya, necesitabas escuchar que yo era la culpable, así tú tendrías la razón.


Te desesperaba y al final, a días de terminar comenzaste con ella. No solo salí de tu vida sentimental, luego de dos años de trabajo en nuestra empresa me tuve que ir. Ahora ella ha tomado mi lugar, en ese espacio que para ti era sagrado y que ahora parece un chiste. Te involucras con las involucradas para que trabajen no sólo por la causa, sino por ti y para ti, malversas las situaciones. Eres perverso, y si, acepto que también yo lo soy, no te preocupes por la falta de honestidad.


Conocerte fue una tragedia


Porque no estaba lista para no confrontarte, para dar la vuelta y dejarte pasar. Me aferré, sigo aferrada a tu fantasma. Tragedia absurda la sonrisa que salía de tu mirada, mi sonrisa de perdición, boba sonrisa que aún se me escapa ante ti. Conocerte sigue siendo una tragedia, me derrito ante ti, figura dominadora. Como en toda tragedia no eres tú por ser tú, sino por ser mi excusa para no ser. Eso te hace tan burlesco, en este momento sólo eres una idea mal enfocada y tu importancia se da en tanto lo que eres -una idea-.



Soy

tengo miedo, del color de mis ojos, de mis manos.
me desconozco de vez en cuando,
dejo de ser de vez en cuando.
el espejo ya nada significa,
 ignominia: dolorosas representaciones de mi misma.

me escondo una vez mas en el caparazón- laberinto,
quiero ser de nuevo  pupa o crisálida.
una  fantasía renovada lentamente,
el atardecer de los desprotegidos, tu mano, un nombre,
el azul de cielo, el significado de una mirada recogida en un
bote de basura.

Pero... ¿qué esperabas?


Después de decirle que no era lo que querías, ¿en serio creíste que iba a esperar por ti? ¿Que iba a hacer lo que tú no hiciste?

Si, ya lo sabes, sale con otras, buscó viejos contactos.

En eso se diferencian, tú creaste los contactos. Esta vez no había necesidad de jalar viejos barcos, de esos que sabes siempre estarán presentes, más para una chica. Esta vez abriste horizontes, lo cual puede no significar nada bueno, sólo es diferente.

Hay un acierto en todo esto, en dejar lo estable, la comodidad, las caricias acertadas, el cobijo esperado, el comentario perfecto, la sonrisa calma, bueno, debe de haberlo, ¿no?.

Si, parece que el acierto es mudar tu estilo de vida, apostarle a lo incierto, a lo terminable, a lo intenso, a las inhalaciones de la vida, a surfear el aire. Esto lo deduzco de las características básicas de este amante, a saber, en 20 días regresa a su país con su novia, con su vida, sus proyectos y defectos, sin ti, sin tu aroma ni tus labios, con un poco de remordimiento y ya, a vivir.

No te preocupes, no te confundas, no es suicida la elección.

Sé que tampoco la comprendes, sólo sabes que caminas más rápido y que no sientes que engañas a alguien, eso es un peso menos.

Con esta nueva experiencia, continúa conteniéndote, si vuelve a mencionarte que quiere diseñar muebles no le digas que te encantaría apoyar en esa empresa, que siempre has querido vivir cerca de la ciudad, en la naturaleza, en un espacio grande, nadando diario, construyendo tu casa con quien quieres que sea tu pareja, que quieres viajar por todo el mundo, que no te agrada vivir presuntuosamente, que con lo básico tienes, no le digas nada, para qué, corta cualquier comentario que lleve a la proyección a futuro.

Eso si, puedes hablar del pasado, de su pasado, ábrete, es la única oportunidad de hacerlo con él, de disfrutarlo, de saborearlo, de captar su mirada observando tu cuerpo, tu ojos; no queda tiempo y él lo sabe. Róbale sonrisas como nunca, si te muestra una lágrima bésala. Aunque si sigue con miedo, no pasa nada, no eran 20 sino 2 días los que le quedaban a tu lado, continua con tu vida, con su recuerdo, que sabes, se diluirá en tu falta de memoria. Hay algo interesante, él dice que contigo satisface sus necesidades sexuales y afectivas, pero no hay que creerle mucho, las sexuales ya las tenía cubiertas, y las afectivas, pues si ya había aguantado 5 meses, ¿qué era un mes más?. Acepta que le gustas y se dio el mismo gusto que tú, con diferente contexto.

¿Por qué es mejor así? Porque eso es un amante, es lo que te debe de caber, es alguien con ausencias prontas, cuyas entregas son más intensas pues siempre existe, a la vuelta de la esquina, la desaparición. A él en tu vida lo volverás a ver, ¿entiendes?, ¿o más bien no lo puedes concebir?, porque de ser así, esto es peligroso, va a doler, pero que importa, si no duele por esto dolerá por otra cosa, elije.

Ya sabes, sobre advertencia no hay engaño, tal vez quede la estupidez y el amor o mejor, el enamoramiento torpe.

Recuerda: compartan raices y susurros y formas de vida, compártanse.

ayer me rompí una mano

Me cuesta trabajo levantarme de la cama tengo destrozados los nudillos de tanto golpear la pared; de golpear mi rostro dibujado en los cimientos de los edificios.

Esta tarde te esfumaste como sí de ello dependiéramos los que aún estamos vivos.

Me quedé con ganas de no seguirte, de que me valga verga abrirme el pecho con un bisturí, de que te importe.

Son las diez de la noche y creo que has muerto; que las banquetas no me cuenten de los que las pisamos, de los que nos sentamos o dormimos en ellas, rozándonos con sus frías pieles de cemento y mugre diaria.

Tengo la cara destrozada también, por palabras como puños, llena de mierda ensangrentada y cervezas gratis, de miradas de infieles que no saben que te estas jugando la vida por unos cuantos aplausos y cerveza o vino o un golpe en la espalda que te haga sentir menos suicida, menos escoria, menos artista y quizá de vez en cuando menos muerta.

Puta (con P mayúscula)

La verdad si alguien me pregunta, yo si me considero una puta una con la P mayúscula y quizá la U, T y A mayúsculas también, depende de quien me lo pregunte, por que yo podría ser una PUTA de mayúsculas si me ofrecen un lugar dónde de mi potencial pueda ser explotado con toda su gala, o bien una PUta a medias si el calor del bar esta adecuado y el pasillo es lo suficientemente cómodo
cómo para relajarme.

si alguien me pregunta, "sí" respondo, "si lo soy", y ¿no son las Putas una mayor garantía para el desarrollo del placer?, ¿no somos nosotras las que recibimos esa totalidad eyaculadora (no biológica) que representa un hombre frustrado que no sabe coger salvo si está muy pedo? ¿que no somos las que finalmente podemos caminar en las madrugadas con el olor del sexo y saber que en casa no nos espera (gracias a Dios) nadie para preguntarnos nada? ¿no somos las que escuchamos y vemos el engaño maravilloso de la fidelidad por obligación, del sexo indiferente de la costumbre, de los enojos absurdos entre parejitas cibernéticas?

Si me preguntan digo " si, soy una Puta y una con la P mayúscula y si te animas puedo ser la de la U,T y A mayúsculas, si tienes un lugar lindo donde mis alas, mi espíritu y mi libertad no se vean comprometidas; un lugar para explorar mi maravilloso potencial de PUTA completa y feliz"

ciclo

Tengo las manos llenas de rasguños, ya no se si son míos o de cualquiera, tengo una resaca acumulada y una vida de sueño sin recuperar en absoluto.

te he dicho -¿recuerdas?- y te quedaste mirándome como un perro, primero hacia un lado y luego hacia el otro, con las orejas hacia atrás como sólo tu sabes hacerlo.

ya nada me sorprende y la verdad desearía poder romperte una botella en la cabeza, hacerte el amor, decirte algo al oído.

-el café se terminó- haz dicho después de asomarte a fumar en la ventana.

tus cosas aun en el corredor, como apunto de irse corriendo tras de ti cuando huyas de mi casa

¿entonces para que me avisas del café?, ¿o sobre cualquier otra cosa?

No es que quiera retenerte, la verdad solo quiero cogerte un poco más sobre la mesa, en algún rincón mojado del baño, en la azotea o el callejón de los despojados, no me importa si recuerdas mi nombre o el de cualquier otra, sólo quiero prolongar unos minutos más tu maldito aroma entre las sábanas, saber que no fue un sueño, que en la oscuridad también eras tu conmigo.

-nos vemos- y miras por el rabillo del ojo.

-hey- y te miro desde el reflejo de una ventana, sin volverme

el café efectivamente se ha terminado, no hay absolutamente nada en el congelador y las ganas, siguen ahí como si nada hubiera pasado.

Mas pronto cae una Luz que un cojo.

¿Alguna vez les ha pasado por la mente un "ok, pensemos... qué haría Cameron Díaz en este caso"? Bueno, la verdad es que yo no lo había pensado hasta hace un par de días -y sinceramente espero que nunca vuelva a ocurrir- cuando entré en la discusión habitual con mis voces internas acerca de mi actitud hacia las relaciones, y lamentablemente recordé los diez eternos minutos de mi corta vida que dediqué a ver una chickflick con la antes mencionada. No recuerdo bien la trama ni nada de esas cosas "relevantes", lo que sí recuerdo es que pensé en los constantes obstáculos que se pone una -y por una, entiéndase yo- cuando llega el punto de decidir a dónde jalar en una relación; no me identifiqué con el personaje, aclaro, quizás sólo en el índice de masa corporal, pero esos minutos de atención desataron una serie de reflexiones y cuestionamientos que no han parado hasta el minuto en curso. Eso es lo que pasa cuando se es pseudodesempleada.

En fin, la verdad es que nunca he sido muy dedicada ni diestra en eso de las relaciones interpersonales, sobre todo en las amorosas, y en este caso lo dejé claro desde un principio, no como advertencia ni como amenaza, sino como simple aclaración para que el susodicho supiera de cuál pata cojeaba, lo cual según yo es algo completamente legítimo. Como -quizás- era de esperarse, mi revelación pareció no importarle (y lo peor es que sigue en la misma postura, lo cual me da un poco de miedo, a ratos, un poco de nervios, en otros, y un poco de pereza en los intermedios) y mientras yo me clavaba el estandarte de 'dejemos que las cosas fluyan', el cambió los suyos, hasta llegar a este momento, en el cual se lee en el suyo un 'quiero vivir esto'.

Ese 'go with the flow', he de aceptar, esconde todas las dudas que tengo hacia mi misma y hacia él, hacia mis planes, mi cosmogonía, mi filosofía y todas las ías que puedo llegar a sacar cuando comienzo a salir con una persona, pero principalmente al tipo de chica que puede resultar de una suma como la que se presenta cuando dos personas tan símiles en algunas cosas, tan diferentes en otras y tan determinadas a crecer, vivir, reír y nadar en esa corriente se encuentran. Y lo peor es que no me había dado cuenta de ello hasta que él mismo me lo cuestionó: 'No entiendo lo que dices, si en realidad quieres hacer de tu vida un Carpe Diem eterno, ¿Por qué te rehusas tanto a ceder un poco? Si va a ser, será, si no, nos damos las gracias y a seguir, ¿no?'

Te mordiste tu propia cola. ¿Y cómo sucedió esto? Recapitulemos:

Después de un encuentro bastante cool, todo tendía -al menos eso pensé yo- a seguir el orden natural de las cosas; él con la novia modelo, la guapísima y convencional chica que todo hombre de película de Cameron Díaz quiere tener, yo, por mi parte, seguiría con mis efímeras suertes amorosas hasta toparme al valiente que viera que no soy tan compleja ni complicada como parece y Luz just wanna have fun. Pero todo se modificó al momento en que el susodicho decidió que su convencional y predecible novia era quizás demasiado normal para él:

- Lo no tan chistoso es que te extraño, y a pesar de que tu no eres en absoluto lo que podríamos decir mi tipo de chica, sigo pensando en que nunca está mal desviarse del camino.
(Cómo se nota que a este hombre nunca le leyeron cuentos de niño ni ha prestado atención a las campañas antidrogas del gobierno federal.)
- Lo que no entiendo es por qué, y peor aún, qué es lo que quieres de esto. No entiendo si esperas algo de mí, y si acaso lo haces, ¿qué es?. Lo digo por los dos, porque te veo decidido y la verdad no quiero que pierdas tu tiempo, ya te di mi perorata, te dije lo que te puedo dar, y a veces siento que no te basta.
-No, no me basta, que lo digas no me basta. Yo quiero que lo hagas.

Chancla.

¿Como por qué diablos a la gente se le ocurre que es buena idea cachar a alguien en su contradicción discursiva y hacerlo notar tan directamente?

No hay nada peor que quedarse sin argumentos en estos casos, y lo peor de todo es que no sólo me dejo callada, sino que quedé confundida y con una desconexión razón-corazón-intuición que pocas veces he experimentado. Muchas cosas más han surgido con los días y con nuestros encuentro; confesiones, reproches, repliegues, cuestionamientos, felicitaciones, gracias, dudas. Todas y cada una se han incrustado en mi lóbulo izquierdo dan vueltas molestandome como mosquitos en la noche.

Lo que tengo aquí es muy sencillo, valoré mal a quien tenía enfrente. Lo ví como un simple chico que me olvidaría al fin de unas semanas, que me vería como parte de sus tropiezos sentimentales, que no entendería mi afán por enseñar qué tan bonito puede ser el mundo visto desde mis ojos ni lo que intento mostrar en esas imágenes. Supuse que yo sería al final una serie de encuentros sexuales que contar o esconder, que pasarían con gloria, pero sin mucha relevancia. Predije mal; ahora tengo en cara a un valiente que no sólo vio lo que le señalé, sino que pensó que en realidad mi cotidianeidad es válida, que mis ideas tienen algo interesante, que quizás un poco de -mi- locura no está de más y que puedo ser en verdad la que vino a ponerle un poco de sparkles a su banana split.

Y sigo dudando... al fin, cogito ergo sum. Si no, siempre está la opción B y la canción que lo expresa todo.





Comernos






Muy en el fondo nos tragamos uno a otro, nos disfrutamos, pero uno siempre cree que se “chingo” al diferente.




Es clásico el ejemplo: ellos creen que si el sexo es fácil, ella es “puta” mientras ellos “más hombres” (que cuento tan triste). Aún los más “liberales” muy en el fondo lo sienten así. Esto no tendría mayor trascendencia si nosotras no lo integráramos a nuestro código, pero aún cuando ellos no lo mencionen, ya creemos que la cagamos, ya no nos tomarán en serio.

¡MIERDA!

Si quiero tocarte, besarte, cogerte (fisiológicamente las mujeres cogen y los hombres penetran), y AMARNOS, tengo que:

a) a) decir que no

b) b) hacer creer que tú tuviste el poder de atraerme y yo no me pude resistir

c) c) adornar el discurso y negarme constantemente hasta que sepas que soy una señorita digna de tomar en serio

d) d) olvidarme de tener sexo contigo en una noche de copas

e) e) esperar hasta que propongas interés

f) f) no mirarte con deseo húmedo

Cuando te me insinúas en noche de copas, nos compartimos y al día siguiente es como si nada, tengo que entender que

a) a) Sólo estabas caliente y lo mismo te daba mi cuerpo a otro que pareciera el de una mujer

b) b) Lo consideras un error

c) c) Sólo pasó

d) d) Sueles hacerlo (y no importa porque tal vez yo también)

Se complica cuando después de esa noche me engancho a ti, cuando me agrada tu “hombría”, cuando me agrada tu tono de voz y la forma en que me tocas tan sólo para moverme y “protegerme” pasándome al lado “seguro” de la calle. Sin embargo, cuando te veo y no me ves, cuando tu cotidianeidad no me considera, cuando digo -¡mierda! No debí acostarme contigo—Eso es lo peor, lo disfruté y me agradó, para mi no sólo fue sexo, NOS COMPARTIMOS, o trate de humanizarlo escribiéndotelo. Pero al parecer el tema se sofoca por el día a día, por mi inseguridad, por sentirme “fácil”, horrible descubrir que me tragué ese discurso.

Evidente que no quieres nada, pero no dejo de cuestionarme ¿y si no me hubiera acostado contigo hubiera sido diferente? ¿Es incorrecto darle hilo libre a las pasiones alcoholizadas?

Por supuesto, ante tales superficialidades, la pregunta es ¿por qué tengo la necesidad de quererte en estas circunstancias?

Para variar y darle la vuelta, más bien ¿por qué no puedo aceptar que bajo la influencia del alcohol te gustaba y en tu estado normal (sin alcohol), no? O mejor, ¿Por qué no te encaro y digo –me gustas-?, ehhh, ehhh, ¿Por qué no volver a la secundaria y pasarme el fin triste porque me rompiste el corazón? ¿Por qué no darle sabor a esta vida?